Por qué no sirve la receta Richard Koo de Japón en España?
Si bien es cierto que la crisis que estamos atravesando ha sido motivada
por una década de tipos de interés excesivamente bajos para economías
acostumbradas a lidiar con inflaciones, déficits y productividades, que no
justificaban ese precio del dinero; esta circunstancia ha motivado una “fiebre
del tocho”, donde se creía que el único valor seguro era la construcción,
debido a la falsa creencia de que nunca bajaría, conduciendo a concentraciones
de recursos humanos, materiales y financieros, que han polarizado excesivamente
las economías PIGS.
Si ampliamos nuestra perspectiva histórica, concentrándonos en el caso de
España, nos damos cuenta que hemos tenido tres grandes crisis, motivadas
siempre por los mismos factores. Si nos remontamos a los años 60 en pleno
desarrollismo, nos encontramos una España emergente que llegó a ser la 8ª
potencia mundial; España después de dos décadas de autarquismo, se abre al
mundo, sus indicadores de crecimiento equilibrado conducen a un país con cuotas
de crecimiento similares a los países emergentes, alcanzó superávit presupuestario.
Sin embargo llega la crisis del 73, caracterizada por un aumento de las
materias primeras; el sistema económico proteccionista impuesto en España,
impide trasladar los aumentos de precios a sistema productivo, lo que conduce a
que mientras los países occidentales transforman sus sistemas productivos a
mecanismos más eficientes, España se mantiene obsoleta ya que decide no
aumentar los precios a costa del déficit público, con el pensamiento que la
crisis no durará mucho: “os suena esto de algo”?
Las décadas posteriores debido a estos “pasivos del franquismo”, que han estigmatizado
España con una escasa productividad y competitividad exterior, donde el sector
de la construcción con sus largas latencias estacionales, su impulsor el
turismo, han sido motor de crecimiento de un sistema productivo obsoleto,
obligado a reconversiones industriales.
Si analizamos los indicadores España al ser un país energéticamente
dependiente del exterior, tenía que ganar competitividad devaluando la moneda,
esto traía consigo un doble efecto: tasas de inflación elevadas y tipos de
interés igualmente, de dos dígitos; la baja productividad interna y la
producción de escaso valor añadido eran los factores principales.
Finalmente añadir, que ya no recordamos la crisis de los años 80 y la de
los 90, que fueron igualmente severas, aunque menos que esta por qué éramos más
pobres. Ahora tenemos un problema, nos hemos creído ricos, hemos vivido por
encima de nuestra posibilidades y ahora no tenemos recursos para volver a la
misma situación por qué no hemos dejado de ser una España de PALETAS Y PALETOS.
Japón no es España, el milagro Japonés convirtiendo un país arruinado
después de la Segunda Guerra Mundial hasta llegar a ser un miembro de la
triada, no ha sido por azar, pese a su burbuja motivada su potencial industrial
ha tenido capacidad de sobreponerse aunque con dificultades a una política
monetaria expansiva excesivamente laxa en el tiempo; pero que a su vez también
alimentaba un sector industrial extraordinariamente competitivo, factor no
comparable en el conjunto de España, donde somos el país que viajará más rápido
pero producirá más lento, porque aún no hemos tomado conciencia que necesitamos
producir para poder permitirnos viajar a alta velocidad; necesitamos un sector
industrial más eficiente, una comunicaciones que aprovechen el enclave
estratégico de España y demostrar a Europa que sabemos hacer las cosas bien y
que podemos aportar valor, no ser un lastre. Ahora bien, si nos dedicamos a
construir vías rápidas en lugar de pensar en producir más rápidamente, para ser
más eficientes; al final tanta velocidad provocará una salida de la vía.
España requiere un cambio de modelo productivo que equilibre nuestra sector exterior y nuestra balanza de pagos, no podemos depender de las transferencias de UE, así como endeudarnos con el exterior hasta el infinito, se ha de motivar un cambio del modelo productivo que inviertan este proceso sin autarquía, esto solo se consigue producciendo más y mejor para el sector exterior.
Un saludo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada